"- Que tu novia es fea. - ....pero a mí me gusta... - Ya, pero como aquí mando yo, la mato." Este pequeño diálogo sacado de un guión de coña de la buena, se parece bastante al argumento esgrimido por los mandamases de nuestra querida ciudad. El Toblerone, llamado así por su enorme parecido con una chocolatina, forma(ba) parte de la historia más reciente de Almería. Las molestias provocadas por el polvo de mineral en el barrio de Ciudad Jardín provocaron que a mediados de los años 70 se acometiera la construcción del silo de la Compañía Andaluza de Minas. Las instalaciones estuvieron en funcionamiento hasta el año 1996 cuando cesó la actividad en las explotaciones mineras. En aquella época los medios anunciaban a bombo y platillazo las mejoras que este edificio traería a la ciudad: "el nuevo proyecto representa, además de una incuestionable mejora estética y urbanística, la solución tanto tiempo esperada al problema del mineral en la ciudad". Formaba parte del patrimonio histórico de la ciudad manque le pese a los de arriba. Arquitectos, colectivos, ciudadanos (por supuesto que no todos), personajes del mundo del arte, la cultura, etc... proponían, casi desde el principio en el que el run run del soterramiento (¿lo veremos alguna vez?) empezara a pasearse en un tono muy próximo a lo jocoso, soluciones que contemplaran la conservación y reutilización de tan emblemático derrotado. Ignorados, of course. Incluso llegó a ser tratado por algunos participantes en la XI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. En los últimos meses todo pareció precipitarse sin que supiéramos muy bien (tampoco muy mal) qué se estaba cociendo. Para defender la demolición se exponían sin miedo al ridículo los argumentos del señor alcalde (el mismo que hace unos años propuso levantar una Virgen del tamaño de un rascacielos en el lugar en el que hoy está situado un geiser que, por cierto, funcionó una o dos veces y no lo hará mas) cargados de consistencia, si señor: "Hay que tirarlo porque es muy feo". Con un par y me quedo tan pancho. Talante cultural desbordante. Tampoco nos olvidemos de las bravas palabras de su concejal de urbanismo minutos antes de saltar al ruedo: "sale mucho más barato hacer un nuevo Toblerone el doble de grande". Ole. Mejor nos olvidamos de la forma de asignación de los trabajos de demolición del difunto ¿Alguna convocatoria de licitación al respecto? Naaaa. Pues eso, que de un plumazo se lo han cepillado, aunque nos queden instantáneas en las que parece defenderse. ¿Se imaginan ustedes que tan repentina prisa viniera motivado por una motivación motivadamente motivante, eih? resulta que no hace mucho prensa almeriense publicaba algo así como : "El Corte Inglés se interesa por el espacio del Toblerone" . Que cada cual saque sus propias conclusiones. De momento nos queda un antes.... ...y un después. Si, muuucho mejor, dónde va a parar. Como es recomendable, o al menos saludable, poner al mal tiempo buena cara, propongo consolarnos con un figura de pura cepa y de la tierra que, de un modo divertido y sin pelos en la lengua nos dibujó en nuestras caras unas sonrisillas con alguna que otra carcajada: Jose Antonio GarcíaArquitecto. Director del TALLER DE ARQUITECTURA del Grupo GARCAM y de la revista ACERCADE Arquitectura
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